En este momento estás viendo La ansiedad económica un fantasma que se disfraza de «éxito»

La ansiedad económica un fantasma que se disfraza de «éxito»

Últimamente he comenzado a notar algo que me cuesta ignorar: personas a mi alrededor que no paran, gente que siempre está “ocupada”, que no tiene tiempo para nada más allá del trabajo, los proyectos o alguna nueva forma de producir algo. Se les ve motivados, con metas claras, pero a veces, cuando los escucho o los observo con más calma, lo que aparece no es tanto motivación como un cansancio acumulado, como si lo que los estuviera moviendo no fuera el deseo, sino el miedo.

Creo que estamos conviviendo con una ansiedad económica silenciosa, una que no siempre se reconoce como tal porque viene disfrazada de esfuerzo, de disciplina, de éxito. Pero está ahí, en la presión de tener que lograrlo “ya”, en el miedo constante a quedarse atrás, en la angustia que se esconde detrás de una agenda llena. Incluso yo he caído en ello, y ha sido un detonante para muchos problemas que, en su momento, no supe identificar. Esa necesidad de no parar, de justificar cada minuto con algo útil, me llevó más de una vez a ignorar señales de alerta que mi cuerpo y mi mente intentaban darme.

Lo más difícil de esta ansiedad es que a veces se confunde con admiración. Aplaudimos al que no duerme, al que trabaja todo el fin de semana, al que “siempre está haciendo algo”, pero pocas veces nos preguntamos desde dónde lo hace. ¿Está inspirado o está agotado? ¿Siente pasión o siente presión? Muchas veces, detrás de ese impulso está el temor de no tener suficiente, de no poder responder, de no alcanzar lo que otros ya lograron, y cuando eso se vuelve rutina, el desgaste emocional es profundo, aunque nadie lo note.

No es solo una cuestión de dinero, es lo que representa: estabilidad, dignidad, tranquilidad. Para muchos es difícil hablar de esto porque implica reconocer una fragilidad que no siempre estamos dispuestos a mostrar. Pero lo cierto es que cada vez más personas viven con ese nudo en el pecho, esa necesidad de “dar más” incluso cuando ya no se puede más. Lo veo, lo he vivido, y sé que es algo que no se resuelve con frases motivacionales.

No tengo una conclusión perfecta ni una receta para solucionarlo, solo siento que hay que empezar a hablarlo. A reconocer que esta ansiedad existe, que se cuela en nuestras rutinas y en nuestros silencios, y que está bien frenar, mirar adentro y preguntarse si todo lo que hacemos realmente nos acerca a la vida que queremos… o si solo estamos huyendo del miedo a no tenerla.

Fuente:https://blogs.eltiempo.com/asisevenlasideas/2025/07/02/la-ansiedad-economica-un-fantasma-que-se-disfraza-de-exito/